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Channel: Pintores Cubanos Contemporáneos
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La obra de Carlos Manuel Guzmán Hernández

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(Ciudad de La Habana, 1970)


Carlos Guzmán es uno de los artistas más representativos de las artes plásticas contemporáneas cubanas. Su lenguaje es sumamente personal, y denota un talento indiscutible. Sobresale en él la imaginación sin límites que parece proceder del mundo de los sueños.

Su obra se caracteriza por figuras que hibridan lo real y lo fantástico. La relación entre el hombre y la máquina, la comunicación que en el mundo actual se requiere del uno hacia el otro, y el respeto y cuidado a la naturaleza, a lo íntimo como parte del yo, son las principales preocupaciones de este artista. Ello lo lleva a la vida con un toque misticista, que recuerda a las imágenes medievales.

Piezas rotas, componentes de una gran maquinaria, desechos a los que le queda belleza, son llevadas al lienzo a la manera en que lo harían Ángel Acosta León, Antonia Eiriz y Fidelio Ponce. El apego por el collage, los empastes vivos y dinámicos, y el cromatismo vital, incluso en sus transparencias y ocres, ponen de manifiesto la capacidad del autor para aprovechar los recursos gráficos de la ilustración científica y complementarlos con imágenes suyas. Peces, hombres, flores, seres mitológicos, insectos, pájaros objetos antiguos sacados de libros, y magos, brotan como imágenes aparentemente independientes y se articulan una con otra hasta el infinito.

Este autor no se ha limitado solamente a la pintura. Es profesor de Ilustración del Instituto Superior de Diseño, de la Universidad de la Habana. Ha realizado performance, y actualmente le interesa la obra tridimensional. En este sentido exhibe esculturas e instalaciones, junto a sus cuadros. También, escribió e ilustró un libro para niños titulado La vaca pinta. Entre sus obras y series se pueden citar Nemo y la ballena rosa (2001), Zona de silencio (2003), y Sobre nuestras cabezas bandadas de peces migratorios.

Ha participado en numerosas exposiciones colectivas desde el año 1988. Ha vendido su obra en eventos como Subasta Habana, Salones de la Ciudad y Salones de Arte Cubano, entre otros. Sus piezas han sido exhibidas en países como Brasil, México, Guadalupe, Venezuela, España, Estados Unidos, Costa Rica, Puerto Rico, Eslovaquia, Panamá, Francia y Holanda. En ellos, importantes instituciones como la Biblioteca Pública de Alcalá de Henares en Madrid; el Centro Cultural de México, en la Embajada de México de República de Panamá; y la Universidad de Costa Rica; entre otras, cedieron sus paredes para apreciar el trabajo de este artista. Colecciones en Brasil, Estados Unidos, México, Francia, Holanda, España, Venezuela, Italia, Panamá, Inglaterra, Costa Rica y Austria, aguardan sus piezas pictóricas, escultóricas e instalativas. Carlos Guzmán es miembro de la Federación Internacional de Artistas Plásticos. (ACEA).


Agustín Bejarano

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Agustín Bejarano es un reconocido pintor y grabador cubano, cuya obra se caracteriza por la representación de escenas e imágenes íntimas, sintéticas, y con pocos elementos, capaces de reflejar el poder de todo un imaginario, de cierta forma, expresionista y surrealista. Sus piezas están cargadas de vivencias, reflexiones y motivaciones personales, que lo inspiran, las cuales recrea de manera original.

En la obra de Bejarano resalta la condición solitaria del espacio privado, así como su intención de fabricar visiones particulares a través del arte. Entre los elementos que recurren a sus pinturas y grabados se encuentran los ángeles, las mujeres, y pequeños hombrecillos. En ellas destacan aspectos andróginos o asexuados, o su similitud con motivos de la iconografía medieval y renacentista.

Los intereses de este autor se han dirigido también a la recreación de paisajes y naturalezas muertas. De ellos resaltan los ambientes ilusorios asociados a tiempos pasados, así como los experimentos que realiza en la composición y los elementos que la integran, para crear confusión en quien la aprecia. De ahí la singularidad de su trabajo.

Sus piezas han sido exhibidas en países como Alemania, España, Estados Unidos, Francia, Haití, Japón, Martinica, México, Puerto Rico y Suiza, entre otros. En el 2001 sus obras compartieron espacio, en la muestra La belleza y la fuerza (Elkon Gallery, New York), con piezas de grandes maestros del arte universal y latinoamericano como Diego Rivera, Matta, Wifredo Lam, Rufino Tamayo, Fernando Botero, entre otros.

Agustín Bejarano ha sido galardonado con el Primer Premio en el Encuentro Nacional de Grabado '87 (Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba), el Premio en la XI Bienal de Grabado Latinoamericano y del Caribe (Puerto Rico, 1995), el Gran Premio del Salón Nacional de Grabado 97 (Cuba), y la Medalla de Bronce en el Salón de Pintura de la Sociedad de Artistas Franceses (Francia, 2004). Ha estado presente en importantes eventos nacionales e internacionales como las Bienales de La Habana, la Bienal de Grabado Latinoamericano de San Juan (Puerto Rico), la Feria Internacional de Arte de Miami (Estados Unidos), la Feria Internacional de Arte de Chicago (Estados Unidos), la Trienal de Mini Grabado (Museo de Arte de la Universidad de Tama, Tokio, Japón), y la Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCO (España).

Pintor Cubano Armando Mariño

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Establecido en Madrid desde 1997, Armando Mariño es considerado uno de los integrantes de gran importancia de la nueva generación de artistas que se da a conocer en la década de los noventa y que constituyen el arte cubano contemporáneo. Este pintor trabaja con un humor característico que se desprende de su discurso crítico. Sus imágenes se remiten a apropiaciones de imágenes y personajes consagrados de la historia del arte, que en esta ocasión son transformadas por el autor, para discursar sobre problemáticas como la marginalidad, la relación centro-periferia, y la hegemonía cultural.

Con el empleo de un reciclaje desacralizador, sus imágenes ironizan en torno a figuras paradigmáticas de la historia del arte, y a la propia disciplina. La obra de Armando Mariño reflexiona sobre las situaciones sociales más actuales, desde una postura perspicaz y original. Su sentido postmoderno se respira en cada cuadro, a través de sus juegos para desmantelar los ideales y cánones artísticos. A la misma vez, el artista es un exponente del simbolismo característico de la generación de los noventa.

Entre sus obras más conocidas se encuentran Deconstruyendo la abstracción, Lectura profunda de un cuadro abstracto, El ingenuo, Los cómplices, ¡Ah, pero si eres Greenberg!, El desplazamiento, y El Romántico. Su última serie exhibida fue Pinturas recientes del Año del Manifestante, el pasado 2012, en la galería 8th Floor, en Manhattan. En ellas no se limita al empleo de citas sobre la historia del arte, sino que extrae las bases de sus obras de recortes de revistas, de periódicos y de fotos de internet, que tenían como motivo las manifestaciones realizadas durante ese año.

Armando Mariño ha exhibido de manera individual y colectiva desde el año 1989. Sus trabajos han sido expuestos en países como Alemania, Austria, Bélgica, España, Estados Unidos, Francia, Panamá, Portugal, República Dominicana, Rusia, Suecia y Yugoslavia. Su obra forma parte de importantes colecciones como la del Centro Wifredo Lam (La Habana, Cuba), la Colección ART/OMI Residency (Nueva York, Estados Unidos), la Colección ASU Art Museum (Arizona, Estados Unidos), la Colección Berardo del Museo de Arte Moderno (Sintra, Portugal), la Colección del Museo Extremeño Iberoamericano de Arte Contemporáneo (España), la Colección de la Fundación Marcelino Botín (Santander, España), la Colección del Museo Nacional de Valjevo (Yugoslavia), la Colección de Espacio C. Camargo (Cantabria, España), la Colección de la Diputación Provincial de Cadiz (España), la Colección de la Fundación COCA COLA (España), y la Colección del Centro Gallego de Arte Contemporáneo (Galicia, España).

Ha participado en reconocidos eventos nacionales e internacionales como el Salón Provincial de Dibujo de Ciudad de la Habana (Cuba), el Primer Salón Nacional de Arte Contemporáneo Cubano (Cuba), las bienales de La Habana, la Tercera Bienal de Pintura del Caribe (República Dominicana), el XXX Festival Internacional de la Peinture (Francia), y la Bienal de Arte Contemporáneo de Suecia. Durante su carrera ha sido galardonado con el Premio L’Oreal de Arte Contemporáneo XVIII, el Segundo Premio I Salón Nacional de Arte Contemporáneo Cubano, y una Mención de Honor XXX Festival International de la Peinture (Francia).

Pedro A Vizcaíno Martínez

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Pedro Vizcaíno es un artista de la plástica que tuvo una participación destacada dentro del nuevo arte cubano de los ochenta. Actualmente reside en Miami, donde continúa con su carrera y realiza numerosas exposiciones. Durante su quehacer ha desarrollado la pintura, el grabado, el performance y las instalaciones. Entre sus técnicas preferidas se encuentran el grafiti y la pintura. Ha sido influenciado el pop nortemericano y el neoexpresionismo alemán, así como por los artistas Robert Rauschemberg, Jasper Johns, Andy Warhol, y Jonathan Borofsky.

Durante los años ochenta, en Cuba, formó parte del grupo Arte Calle, con el cual realizó varios trabajos de intervención en la ciudad. Su intención, junto a la de los demás compañeros de Arte Calle, era dinamitar la realidad de las galerías. Las obras que realizó por este momento tenían una carga crítica hacia el arte y hacia la sociedad.


Después de su partida, su trabajo ha estado siempre en un progreso constante. Pedro Vizcaíno no se ha estancado en un motivo representacional o en una temática específica, sino que ha optado por representar la realidad en las diferentes formas que demandan los contextos.


A lo largo de su obra se aprecian motivos como los aviones, taxis, los zapatos, y los tanques de guerra, entre otros. Con ellos, el artista hace referencia a momentos y sentimientos específicos como la emigración, el viaje, el consumismo o los enfrentamientos bélicos. Todo esto, sin perder el sentido pop de sus piezas (técnicas y colores empleados).


Vizcaíno critica su realidad exterior e interior con humor e ironía. Parodia la cultura de masas. Entre sus obras se encuentran Café Cubano con Mickey Mouse, La Historia Sentimental del arte cubano, sus series Vamos al rescate, Escorpiones y Pistolas. Se apropia de las imágenes de comics, libros, revistas, culturas antiguas y grafitis callejeros, y las emplea en sus collages a modo de palimpsestos. Explota el universo que lo rodea en todas sus dimensiones.


Este artista ha participado en numerosas exposiciones colectivas desde el año 1986. Sus piezas han sido exhibidas en países como Chile, España, Estados Unidos, Gran Bretaña, México, Polonia, Puerto Rico y Venezuela, entre otros. Ha estado presente en eventos como la 5ta Trienal de Dibujo de Polonia y la Feria de Arte Arteamérica (Miami). Por su desempeño ha obtenido premios como la Beca Ciudad de México, ofrecida por la Secretaría General de Desarrollo Social de México D.F (1991), y la Mención Honorable en Pintura del Salón 13 de marzo, en La Habana (1988). Sus obras pueden encontrarse en las colecciones del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, en la Galería Nina Menocal (México, D.F.), en el Museo de Arte Lowe de la Universidad de Miami, en el Museo de Arte Contemporáneo de Miami, y en DACRA (Miami).

Moisés Finalé expone en La Acacia

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Hasta finales de este mes de abril permaneció abierta al público, en la galería La Acacia, la más reciente exposición del artista de la plástica Moisés Finalé. Al lado del camino, como ha titulado a esta muestra de piezas realizadas entre Francia y Cuba, se inscribe dentro del ciclo de exposiciones que ha realizado durante una década y tuvo su inicio con Herido de sombras en 2003, en el Museo Nacional de Bellas Artes, y fue continuado con Se fueron los 80 y Problemas de identidad o Turista cubano. 

La muestra está dividida en tres partes. Primeramente se pueden apreciar cuadros de grandes dimensiones, acompañados por una escultura, la cual, según el autor, fue la única obra que concibió en Francia. Más atrás se encuentran obras de la exposición del mismo autor titulada Dulzuras insulares junto a otras de esta exposición más reciente. Y, por último, tiene lugar lo más experimental y novedoso del artista.

En general, la exposición va transitando por diferentes facetas y períodos creativos de la obra de Moisés Finalé, para mostrar diferentes preocupaciones tanto técnicas como conceptuales como el empleo de nuevos materiales, la desaparición paulatina del color, el empleo de recursos ajenos al mundo artístico, las búsquedas constantes del artista en cuanto a temática. Todo ello, así como la inclusión de piezas anteriores, pretende reflejar la evolución del pintor, en los últimos diez años. De ahí que, quien conoce la obra de Moisés, se pueda percatar de la tranquilidad y la simpleza que han ido adquiriendo sus cuadros, en detrimento del “barroquismo” que lo marcaba. El denominador común de esta muestra está, más allá que en el tema, en la técnica empleada para concebir los cuadros.

La Acacia se viste de gala con la presencia de este artista de la plástica contemporánea cubana tan querido por el público. La mezcla de esculturas y pinturas con diferentes materiales, quizás inusitados para ser abordados en el medio artístico, todo ello en función de tocar temas humanos y esenciales como las migraciones, y los cambios de vida, hacen que los espectadores aprecien la obra de Moises Finalé con el goce esperado por todo amante del arte.

«Las temáticas se mantienen. Esta vez me propuse apropiarme de mi propia obra, que ahora presento desde otra óptica, tal vez con soluciones más simples, menos barrocas. Sin duda, Al lado del camino es más pausada, más tranquila». Expresó el artista.

Eduardo Ponjuán

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Considerado una de las figuras más prominentes del arte cubano de los ochenta y un creador vitar de nuestra plástica, Eduardo Ponjuán es un artista con una visión incisiva de la realidad. Sus pinturas, dibujos, esculturas e instalaciones son las maneras que escoge este autor para inquietar al público con imágenes.

 

Sus obras presentan como características la referencialidad constante a fragmentos de la vida cotidiana y del contexto en que esta se desarrolla. Cargadas de datos filosóficos, literarios, artísticos o históricos, sus piezas remiten al entorno del que fueron extraídas, pero conforman un nuevo imaginario repleto de significados otorgados por el artista. Con ello suscita a la aparición de interrogantes que demuestran su cualidad de artista inconforme.

 

Con su creación, Ponjuán ha intentado reelaborar el concepto de cuadro y ha puesto a prueba nuestra percepción de la belleza. Ha puesto a dialogar y a convivir  pinturas que aparentan ser avisos publicitarios con objetos extraídos de la más agreste realidad.

 

En los años ochenta, este artista trabajó en conjunto con René Francisco. Del dúo surgieron obras como Productivismo, Morir por la Patria es vivir, Suprematismo, El apresado, El condenado, La batería, Retrato de Peter Ludwig, Paleta de abastecimiento, Cubana de aviación, Arte y Confort, El vuelo y Malévich en la plaza. En ellas se hacía patente el humor propio y la crítica sutil a las condiciones del momento. Entre sus obras individuales conocidas, posterior a las anteriormente mencionadas, se encuentran Por diversos conceptos; Hundido en la línea del horizonte; Cerquita; Si pero no; No es la mente, no es buda, no es nada; La idea fija; Hecho a mano; El siglo XX; y Limbo.

 

Eduardo Ponjuán ha participado en numerosas exposiciones colectivas y personales desde el año 1983. Sus piezas han sido exhibidas en países como Alemania, Canadá, Colombia, Ecuador, España, Francia, México, Malta, Perú y Venezuela, entre otros. Ha estado presente en reconocidos eventos nacionales e internacionales como las Bienales de La Habana, el Segundo Salón de Arte Cubano Contemporáneo (La Habana), la Huella Múltiple (La Habana), la Exposición Internacional de Sevilla, la VI Bienal Internacional de Pintura de Cuenca, la Bienal de Malta, la II Bienal Iberoamericana de Lima, la Feria ART PARIS y la 54 Bienal de Venecia. Algunas de sus obras forman parte de las colecciones del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, el Centro de arte contemporáneo Wifredo Lam (La Habana), así como en las colecciones de Peter Ludwig Forum (Aachen, Alemania), Jürgen Harten (Dusseldorf, Alemania), y Nina Menocal (México, D.F).

Orestes Hernández Palacios (1981)

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Orestes Hernández es uno de los artistas que actualmente conforman el panorama de lo más contemporáneo del arte cubano. Su obra, como la de muchos jóvenes egresados del ISA en los últimos años, oscila entre más de una manifestación, en este caso, la pintura, el video y la instalación. Su trabajo constituye y se elabora como una metáfora de la crisis presente en el pensamiento y las sociedades modernas.

Insertado dentro de lo que se conoce por nueva pintura cubana, en sus propuestas neo-expresionistas se despliegan numerosos valores formales. Con motivos como ranas, flores, palomas, y sirenas, se podría pensar que su obra es evasiva. Sin embargo, Orestes forma parte de esta nueva generación que habla sin palabras. En el simple acto de no mirar de frente, está su propuesta, su discurso y su diálogo con el espectador. El artista prima los universos fantasiosos e irreales, y los imaginarios más tiernos e inofensivos.

 

La propuesta estética de este autor versa sobre el arte y trata de subvertirlo. Su trazo no muestra sensatez. Al contrario, los colores escandalosos y el caos de la composición, se erigen la voz del artista para molestar e irritar con el simulacro de una visualidad sospechosa. Él trata por todos los medios de no ser encasillado en una forma de hacer, sino que las burla todas y con ello se realiza.

Orestes Hernández, en su poco tiempo de vida artística, ha participado en no pocas exposiciones individuales y colectivas. Desde su graduación en el 2006 del Instituto Superior de Arte, ha estado presente en importantes eventos como la Bienal de La Habana. Sus piezas se han expuesto en significativas instituciones de la Ciudad de La Habana.

Juan Roberto Diago Durruthy (1971)

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Considerado uno de los artistas de mayor relevancia en el arte cubano contemporáneo, Roberto Diago, como es conocido, ha marcado su impronta personal en la plástica cubana, con temas que mezclan la realidad cotidiana y la historia de nuestra nación. Sin embargo, sus obras sobrepasan sus intereses por fragmentos de escenas locales, y se erigen piezas con significados universales.

Diago ha trabajado la pintura con la misma gracia que la instalación y la fotografía. Sus bases dejaron de ser los exquisitos lienzos o papeles de calidad y se convirtieron en cartones, pedazos de madera, paneles de metal u otros elementos desechables. Ello, que empezó por una carencia material, se ha transformado en rasgo esencial de su poética, lo cual le imprime un carácter conceptual que se acentúa con los temas que desarrolla.

 

No obstante, su línea principal de discurso versa sobre la esclavitud. A este asunto recurre incansablemente desde distintos puntos de vista. Revisita el fenómeno y sus aristas, y lo actualiza desde la mirada contemporánea y la realidad que lo circunda. El valor simbólico que encierra le permite hablar sobre el pasado a la misma vez que sobre el presente.

El artista trabaja con frases que encuentra en la cotidianeidad. A modo de grafiti las impregna en sus obras, como un reciclaje de la vida común. Estas combinaciones de texto e imagen han suscitado lecturas que perciben similitudes con la obra de Jean-Michel Basquiat, Ed Ruscha, Antonio Gattorno y Wilfredo Lam.

 

Algunas de sus obras son Siempre espero, Tú puedes, Ville está loco, Nos vemos mañana, Africa mia, Amor y paz, Los que perduran, Rastros, Alegría de vivir,  Vamos bien, Hasta la victoria siempre, Yo espero,  Te estoy mirando siempre, Yo tengo mi historia, La mesa, Yo soy para ti, y Cuba sí. Estas y otras se pueden encontrar en reconocidas colecciones como la del Museo Nacional de Bellas Artes (La Habana), la Galería de Arte Pan American (Texas), la Galería de Arte Guislain-Etats (París), la Fundación Brownstone (París), y la Fundación Kikoïne (París). Su trabajo también se encuentra en países como Chile, España, México, Mónaco, Panamá, Portugal y Suiza.

Roberto Diago cuenta con un éxito crítico y comercial de gran significación. Desde el año 1987, ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales. Sus piezas han sido exhibidas en países como Argentina, Alemania, Canadá, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Grecia, Italia, Líbano, México, Panamá, Portugal, Puerto Rico y Venezuela. Ha estado presente en eventos nacionales e internacionales como las Bienales de la Habana, los Salones de Arte Cubano Contemporáneo, la Bienal de Venecia, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (FIARC) de París, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO) de Madrid, la feria CIRCA de Puerto Rico, la Subasta Humanitaria organizada por la Casa de las Américas (Cuba) y Subasta Habana (Cuba). Por su desempeño, ha obtenido importantes lauros entre los que se encuentran el III Premio Salón de Pintura Contemporánea Juan Francisco Elso (1995), otrogado por el Museo Nacional de Bellas Arte (La Habana) y el Premio Maratier (1999), concebido por la fundación francesa Kikoíne.


Asiyadé Ruiz , pintora cubana camagüeyana

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Asiyadé Ruiz es una artista plástica camagüeyana, exponente de la pintura contemporánea cubana. Su obra se caracteriza por la mezcla de estilos que tienen en común la energía del color. Así, expresionismo, abstracción y surrealismo, se unen en su paleta para dar vida a las angustias y sentimientos de esta autora. Su pintura tiene la singularidad de parecer naif. No obstante, a esta representante del bad painting, la distinguen los paisajes cargados de emociones, intimismo y recuerdos.

Algunas de sus obras son Escritura automática no. 47, Dos aguas, Nacimiento, Misterio, Sin comprender la jaula, sus series Mujeres sin cuerpo y Principio y fin. En ellas se hace patente el acostumbrado espíritu de introspección que desprende el trabajo de esta artista, así como la sensibilidad femenina, en temas que relatan historias sobre la mujer como protagonista de la familia.

 

Ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales desde el año 1991. Sus piezas han sido exhibidas en países como Alemania, Canadá, Chile, Chipre, Colombia, Croacia, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Italia, Líbano, Malasia, México, Puerto Rico y Suiza. Ha estado presente en importantes eventos nacionales e internacionales como las Bienales de La Habana, Subasta Habana (en su modalidad online), el 4to Encuentro Internacional de Pintura (Marsella, Francia),  el Festival Bella Vía (México), y el Salón Iberoamericano de Pintura celebrado en el instituto cultural de México (Washington, Estados Unidos), entre otros. Su obra se puede encontrar en colecciones como la de la Galería Nina Menocal (México D.F.), la Havana Galerie (Zurich), la Galería Lausin Blazco (Zaragoza), y la Colección del Historiador de la Ciudad (La Habana), entre otras.

Melancólica y nocturna, óleo sobre lienzo, 90 x 130 cm, Denis Nuñez Rodríguez. Obra disponible

Segunda puerta a la derecha, óleo sobre lienzo, 90 x 130 cm, Denis Nuñez Rodríguez. Obra disponible

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 Para comprar una reproducción de la obra hacer clic aquí

Rodolfo Hernández Giró. 1888 - 1970

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Paisaje cubano con palmas, 31 x 51. Óleo sobre tela y madera 


                 
     Desde el Rancho de la Gran Piedra, 34 x 54 cm. Óleo sobre tela y madera. 1943


     Las obras están en venta, para solicitar más información, escribir a nuestro correo

Artista plástico cubano Ángel Alfaro expone en la Galería Villa Manuela

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Desde el pasado 12 de abril, y hasta el 11 de mayo, se exhibió en la Galería Villa Manuela, de la UNEAC, la muestra personal Quiebra Sueños del artista cubano contemporáneoÁngel Alfaro. Este importante exponente del grabado cubano trajo su más reciente trabajo a La Habana, después de varios años de ausencia.

La exposición estuvo compuesta por un grupo de obras que tenían en común la capacidad de mezclar formas de hacer el grabado, más tradicionales, y técnica digitales. También estuvo presente la instalación. En este sentido, destacó la confluencia de técnicas y la contaminación genérica que han enriquecido el discurso más reciente de este artista. El trabajo está sumamente relacionado con la gráfica. Las piezas parten de la fotografía, las cuales manipuló directamente, y luego le son incluidas técnicas del grabado. Con esta agresión, tanto visual como creativa, Ángel Alfaro encuentra el medio para expresar lo que le interesa, en este caso, una situación complicada de la vida colombiana actual.

El discurso de las obras de Quiebra Sueños se mueve sobre una realidad del territorio colombiano, que es la muerte de niños a causa de minas antipersonales (“quiebra-patas”, como son conocidas). El artista acude entonces a la ironía de la convivencia con la vida y la muerte y lo hace a través del empleo de la metáfora. Su motivo visual son muñecas mutiladas, haciendo referencia así a la niñez y la crueldad del proceso que denuncia.

Las obras de esta serie se oponen de manera radical a la aceptación de que cosas como estas sucedan en una sociedad. Sus piezas traspasan los límites de Colombia y se circunscriben, por la forma en que son concebidos, a la realidad de cualquier país en el cual suceden hechos como este. Los trozos de muñecas, metonimia del todo que un vez fue su cuerpo, hablan del destrozo físico y psicológico a los que muchos niños están sujetos, por causas ajenas y absurdas, concernientes a unos pocos. Sus imágenes no tienen, por tanto, la intención de ser complacientes, sino de mostrar el horror y hacerlo sentir en aquellos que vean lo expuesto.

A través de la manipulación, Ángel Alfaro toca la sensibilidad de cada espectador. El empleo novedoso de los soportes, así como la mezcla de técnicas, y la concepción de las obras, dotan a sus piezas de una belleza formal que se opone completamente al tema que abordan y a la intensidad con que se intenta abordarlo, de manera tal que se hace paradójico el deleite frente a cada una de ellas. Quiebra sueños es amarga en su concepto, sin embargo es necesaria en la profundidad con que lo trata.

Paisaje urbano, óleo sobre lienzo, 90 x 130 cm, Denis Nuñez Rodríguez. Obra disponible

Alberto Lago (Manzanillo, Granma, 1983)

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Este joven artista de la plástica cubana contemporánea, y recientemente graduado del Instituto Superior de Arte, es uno de los nuevos exponentes de nuestra pintura. Su técnica, como la de muchos compañeros y contemporáneos, está marcada por el empleo de colores vivos, con un tono neoexpresionista que marca lo más reciente de gran parte de las producciones pictóricas del momento.

Sus cuadros se encuentran entre la figuración y lo abstracto. Una vez más, como tantos otros, este joven creador decide alejarse de temas incisivos o críticos, para adentrarse en un mundo personal de paisajes, rostros, plantas, hongos, mariposas, y otros motivos “banales”. Estos escenarios no se nos revelan como sitios conocidos, sino como porciones de espacios que pueden estar en cualquier lugar.


Se podría decir que su intención es más bien la de recrear todo un universo plástico que le ofrezca pretextos para derrochar su paleta y su imaginación, y no la de representar una sociedad o un hecho en específico. Sin embargo, es sabido que esta actitud que presentan muchos artistas, es una forma más de discursar, desde la ausencia, sobre cuestiones culturales y sociales.


La producción pictórica de Alberto Lago ha ido emergiendo en los últimos años de manera notable. En su obra encierra muchos códigos de la pintura contemporánea, del pop, el neoexpresionismo, o incluso del graffiti. Su pincelada es gestual, en ocasiones y en otras, algo más medida. El gusto por los grandes formatos es visible, así como el privilegio de los colores estruendosos y exagerados, lo cual dota a su obra de cierta peculiaridad. Este artista no está ajeno al empleo del humor. Desde los temas que escoge, el valor técnico de sus piezas y la calidad formal de las mismas, demuestra su capacidad de sintetizar con sutileza y agrado sus preocupaciones sobre la manifestación.


Alberto Lago ha participado en varias exposiciones colectivas en el Instituto Superior de Arte, en la Bienal de La Habana, y ha tenido otras personales como Al límite de lo imposible y Realidad: Caos y Orden. Su obra en general es un intento por alejarse de lo ordinario, y provocar cambios de estado. Es, en esencia, una incomodidad frente a lo cotidiano.

Expone el artista plástico Cubano Rafael Pérez Alonso en la Galería Orígenes del Gran Teatro de la Habana

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La Galería Orígenes del Gran Teatro de La Habana presentó, desde el mes de abril, hasta finales de mayo, la exhibición personal Skylines, del artista plástico cubano Rafael Pérez Alonso. La muestra estuvo compuesta por obras de grande formato, entre 150 cm de ancho y 100 cm de alto, que representan diferentes paisajes urbanos visitados por el autor.

En cada obra está presente la línea de horizonte. Esta línea es el recurso del artista para recrearse en reflejos inventados, contrastes de colores o incluso de significados. Rafael Pérez Alonso nos muestra edificaciones emblemáticas que en ocasiones podemos reconocer junto a otras que son comunes, no identificables, pero que igualmente conforman el panorama de la visualidad citadina. Su recreación personal de varias ciudades del mundo, a forma de contraposición con el reflejo de otras, es un recurso singular para establecer un juego de paralelos con destino a una multiplicidad de sentidos.

Rafael Pérez Alonso construye, en Skylines, una visión peculiar e interesante sobre lo que para él significa la ciudad, sus confluencias y divergencia. Así mimo, desde el punto plástico, trabaja con una paleta de colores vivos, llamativos, que atraen en todo momento la atención del espectador, a pesar de la casi monocromía de sus cuadros.

Esta visión personal del artista, que tiene lugar en la exposición en cuestión, es un ejemplo más de las cualidades del arte contemporáneo cubano y varias de sus preocupaciones estéticas y conceptuales. El discurso sobre el hombre del presente, sus dinámicas de viaje, las migraciones, sus niveles de desarrollo y sus expectativas, queda encerrado en cada uno de los cuadros de esta muestra, a pesar de que sea necesario deconstruirlos a cabalidad para percatarse de ellos.

Lancelot Alonso Rodríguez (1986)

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Este novísimo artista, egresado de las aulas de la Academia de Bellas Artes San Alejandro, es uno de las figuras de la pintura contemporánea cubana en los últimos diez años. Habiendo cursado estudios en la Escuela de diseño F.I.T. de Nueva York, y compartido su experiencia en el taller experimental Los Nuevos Fieras, dirigido por Rocío García, la obra de Lancelot Alonso se inscribe dentro del fauvismo en la tendencia neoexpresionista por la que han optado varios jóvenes creadores.

Su obra se define en el despliegue del erotismo. El artista se sumerge en un discurso que refleja la sexualidad y el erotismo, en ocasiones de forma directa y en otras más oblicua y tangente. Su paleta revela orientaciones sexuales de todo tipo, no se limita a los maniqueísmos, sino que explora las diferentes vertientes del mundo del Eros. Cada cuadro desprende placer y complicidad. Sus piezas convidan a disfrutar olvidando los prejuicios, son un llamado a mirar. Más allá de lo moral, lo permitido y lo prohibido, o lo correcto y lo que está mal, Lancelot convida al goce: estético y visual.

El trabajo de este pintor es de una increíble factura y una calidad notable. En sus obras es evidente el gusto por las cualidades formales que brinda el fauvismo. La estridencia de los colores más contrastantes se traducen en la sensualidad y la viveza que estos conceden al momento erótico retratado. Los contrastes complementarios convierten su paleta en arma de seducción. La preferencia por los grandes formatos busca la inmersión de cada espectador dentro de su mundo.

Lancelot Alonso ha participado en eventos de importancia como la X Bienal de La Habana y el VIII Salón de Arte Digital. Sus propuestas agresivas e impactantes lo ubican dentro de un grupo de artistas que en estos momentos están renovando con su frescura al arte cubano. Su trabajo tiene su marca y es, por el momento, original y propia.

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La obra de Duniesky Martín (1983)

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Duniesky Martín es un joven artista de la plástica cubana, quien ha marcado su impronta en el arte por el discurso postmoderno y contestatario que, a manera de ironía, aguardan sus obras. Este autor, egresado del Instituto Superior de Arte, está catalogado entre los principales exponentes del arte más contemporáneo que se produce en Cuba, con una producción de la cual resalta, entre otras cosas, su riqueza narrativa.

El trabajo de Duniesky tiene como principales protagonistas a los héroes de la cultura y la historia, sea esta cubana o universal, moderna o postmoderna. Tomándolos como referente, el artista subvierte los cánones de heroicidad que operan en el mundo contemporáneo, y los despoja de mitos y trascendentalismos. El objetivo es humanizarlos, acercarlos al espectador, y desde ahí discursar sobre cuestiones sociales y actuales.


Las metodologías empleadas por este autor son la cita, el pastische, la autorreferencialidad, la alusión y la parodia, al combinar latécnica del dibujocon referentes visuales muy diversos, provenientes de la televisión y del cine, en los géneros de acción, de aventuras, del cine negro. En dibujos como Los Héroes también caen, El beso mambí, Prison Break, o CSI: el juicio final, podemos ver a Elpidio Valdés dialogando con personajes tan usuales en su contexto como María Silvia o en situaciones más ajenas a él como la del hombre araña, una serie de televisión o una mesa de análisis forense. Con ello Duniesky pone a confluir a los exponentes de numerosos fetiches de los medios de comunicación con sus homólogos en la cultura cubana, dando como resultado una obra enriquecida en elementos transculturales, muy a tono con el arte actual.


A pesar de emplear personajes como los héroes de nuestra nación (Máximo Gómez, Camilo Cienfuegos o el Ché), y aquellos que han marcado historia (El Tavo o Julito), la visualidad de sus piezas se opone a las nociones ortodoxas de conceptos como el de patria o a nación. Ello, sumado a los títulos, o frases de diversa procedencia que acompañan sus piezas, crea todo un entramado cultural en la obra de Duniesky, con una dimensión ética y un cuestionamiento social bien sarcástico, pero no por ello menos serio.


Este artista ha realizado también algunas piezas en fotografía, video y performance. Ha contado con varias exposiciones personales como A bocajarro (2008), Reza como nosotros, teme como nosotros, cree como nosotros (2006), Sub-versión del medio (2004), Tras el eco de la onomatopeya (2002). Ha participado también en numerosas exposiciones colectivas, realizadas en el Instituto Superior de Arte (ISA), en la Salle Zero de la Alianza Francesa de Cuba, y con motivo de la Bienal de La Habana. Entre los galardones que ha obtenido cuentan el Premio del Consejo Provincial de Artes Plásticas en el XXI Salón Fidelio Ponce de León de Camagüey (2005), y el Premio de la AHS en el XXI Salón Provincial Fidelio Ponce de León Camagüey (2005).


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La obra del artista cubano Niels J. Reyes Cadalso (1977)

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El joven artista de la plástica Niels Reyes, se ha convertido, desde los últimos años, en uno de los principales exponentes del arte contemporáneo cubano. La manifestación que trabaja es la pintura. A través de ella realiza dibujos, lienzos, e incluso animaciones.

Su proyección es sumamente posmoderna. Sus piezas contienen una carga intertextual, una apropiación y un reciclaje, propios de este tipo de arte. Las obras hacen referencia a distintos autores y estilos pictóricos de la historia del arte. Sin embargo, la influencia más clara en el trabajo de este artista, la encontramos en la pintura rusa y alemana contemporánea. A ello, Niels lo tiñe con su sello propio y le da vida.

El tema preferido por él es la niñez. A diferencia de muchos pintores, su preocupación fundamental es la estética, y no el efecto ético o social que tengan sus cuadros, aunque la negación de esto último indica una actitud ética. No obstante, el pintor está más interesado en, a través de gruesas pinceladas, colores intensos, fuertes contrastes y composiciones dinámicas, representar un universo infantil de nostalgia, con un peso dramático. El manejo de la emoción es fundamental para ello. Su contemporaneidad radica, pues, en el manejo pictórico de los elementos, y no los géneros o discursivas que escoge. Niels Reyes le otorga al retrato un halo de frescura posmoderna.

Entre sus obras se encuentran En el parque, La despedida, Desde el muro, Noche en Karelia, Después de la lluvia, Happy end, El instante de la mirada, La última fruta de la temporada, Nuevo milenio, Naufragio, El tranque y La miliciana. Ha realizado intervenciones en los exteriores de la ciudad como Marina 255 (exposición colectiva que intervino el edificio Marina 255 entre Malecón y Humbolt, La Habana, 2007), y Temperatura 14 grados (proyecto que realizó en las calles de Helsinki, 2010).

Desde el año 2000, ha participado en un notable número de exposiciones individuales y colectivas. Ha tenido la oportunidad de exhibir sus piezas en países como Alemania, Austria, Dinamarca, Egipto, España, Estados Unidos, Finlandia, Italia y México. Ha estado presente en importantes eventos nacionales e internacionales como la VII, VIII, IX, X y XI Bienales de La Habana (2012, 2009, 2006, 2003 y 2000, respectivamente); el V Salón de Arte Cubano Contemporáneo (2008); el IX Salón de Premiados (2003); el Salón Provincial de las Artes Plásticas de Santa Clara (2002); la XII Bienal de El Cairo (2011); la Feria ArtMadrid 2009; y el Festival World Village Maailma Kylässä, de Helsinki (2009). Fue co-protagonista de polémicas exposiciones en el panorama contemporáneo cubano como Bomba (Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, La Habana, 2010) y Bla Bla Bla (Galería Servando, La Habana, 2008). Por su trayectoria ha obtenido el Premio del Salón Provincial de las Artes Plásticas de Santa Clara (2002) y la residencia del programa K.K.A. (Viena, Austria).


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Fidelio Ponce de León y su obra pictórica

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Obras de Fidelio Ponce de Leon

Figura célebre de la plástica cubana, junto a Amelia Peláez, Carlos Enríquez y Víctor Manuel se encuentra el pintor cubano Fidelio Ponce de León (Camagüey, 25 de enero de 1895- La Habana, 20 de febrero de 1949). Llamado también como “el pintor de las miserias humanas”, fue incomprendido por la sociedad lo cual lo llevó a sumirse en un mundo interior y a la adicción al alcohol, desde muy joven frecuentaba cafeterías, tabernas y bares en los que pintó solo para comer-. Aunque no fue uno de los más críticos artistas de la época, reflejó en sus obras la decadencia, la desesperanza y la pobreza de la sociedad cubana de entonces. Su presencia quijotezca se debió además del alcohol, a la tuberculosis que sufrió y que lo llevó al lecho de muerte; durante su peregrinaje enseñó a los niños más pobres y brindó siempre su arte para los desposeídos. Dicen que murió satisfecho porque siempre pintó lo que quiso.

En sus óleos pululaban figuras alargadas, utilizaba mucho el monocromatismo –establece un equilibrio entre el blanco y los colores ocres, una relación entre la tristeza y la luz- con un estilo abstracto, para desarrollar temas de religión, enfermedad y muerte. Matricula en la Academia de Artes Plásticas “San Alejandro” con 20 años de edad, allí obtiene calificaciones de sobresalientes; pero no se sabe con exactitud si se llegó a graduar o no. Fue un eterno visitante de los talleres de los maestros de la pintura de la época.


Participa con su pintura Paisaje en el XVII Salón de Bellas Artes (1934). Pinta por esa época dos de sus obras más famosas Tuberculosis y Beatas –ganadora de uno de los premios de la Exposición Nacional de Pintura y Escultura de 1935-.


Después de la mitad de la década del 30 y hasta 1940 se conoce como de reafirmación de su estilo, único, y aparecen las obras las obras Rostros de Cristo y Mi prima Anita. Al año siguiente aparece Rostros. Fidelio Ponce de León ya se le había diagnosticado la tuberculosis, pero sigue pintando.


Sobre las exposiciones en las que participó, se encuentran las celebradas en Delphic Studio, de Nueva York, y otras en Boston y Massachusetts, donde fue celebrado por la crítica; en el Palacio de Bellas Artes de México, en la Segunda Exposición de Pintores Cubanos en el Mueso de Bellas Artes de Buenos Aires en el mismo año y en 1947 en la exposición: Cuban Modern Paintings in Washington Collections. En Cuba participó en 300 Años de Arte de Cuba, en 1940, a la cual llevó sus óleos Niños, Monja del Mar y San Ignacio de Loyola. El Museo Nacional, Palacio de Bellas Artes, de La Habana, presentó una exposición antológica con motivo del centenario de su nacimiento en 1995.


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